4 COLUMNAS:

SALVACIÓN, GRACIA DE DIOS, IGLESIA Y VIDA ETERNA.

 

SEGUNDA COLUMNA – LA GRACIA DE DIOS

 

Clase 5: La Gracia Suficiente de DIOS

 

La gracia es un tema constante en la Biblia, y culmina (su punto mas alto) en el Nuevo Testamento con la venida de Jesús (Juan 1:17). La palabra traducida como «gracia» en el Nuevo Testamento proviene de la palabra griega charis, que significa «favor, bendición o bondad». Todos podemos extender la gracia a los demás, pero cuando la palabra gracia se usa en relación a Dios, adquiere un significado más potente. La gracia es que Dios nos escoge para bendecirnos en lugar de maldecirnos, a pesar de que nuestro pecado lo merece. Esta es su bondad a los indignos.

 

Efesios 2:8 dice, «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros».

 

 

La única manera que cualquiera de nosotros pueda entrar en una relación con Dios, es por causa de su gracia hacia nosotros. Ninguno de nosotros por si solo se ganó la salvación, es su gracia.

 

¿CUANDO COMENZÓ LA GRACIA?

La gracia comenzó en el jardín del Edén, cuando Dios mató un animal para cubrir el pecado de Adán y Eva (Génesis 3:21). Él podría haber matado a los primeros seres humanos en ese momento por su desobediencia, pero en lugar de destruirlos, Él escogió establecer un camino (Juan 14:6 ) para que ellos estuvieran bien con Dios.

 

Este patrón de gracia continuó a lo largo del Antiguo Testamento, cuando Dios instituyó sacrificios de sangre como una forma para expiar el pecado de los hombres. No fue la sangre de los sacrificios que limpió los pecadores; fue la gracia de Dios que perdonó a aquellos que confiaron en Él (Hebreos 10:4; Génesis 15:6).

 

El apóstol Pablo comenzó muchas de sus cartas con la frase: «Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo» (Romanos 1:7; Efesios 1:1; 1 Corintios 1:3). Dios es el promotor de la gracia y toda otra gracia fluye de Él.

 

DIOS MUESTRA TANTO LA MISERICORDIA Y LA GRACIA, AUNQUE NO SON LO MISMO.

La misericordia y la gracia son confundidas con frecuencia. Mientras que los términos tienen significados similares, la gracia y la misericordia no son lo mismo. Para sintetizar la diferencia vemos que:

– misericordia es que Dios no nos castigue como lo merecen nuestros pecados, y gracia es que Dios nos bendiga a pesar de que no lo merezcamos.

– La misericordia es la liberación del juicio. La gracia es la bondad que se extiende a quienes no la merecen.

 

PORQUE NECESITAMOS MISERICORDIA Y GRACIA

De acuerdo a la Biblia, todos hemos pecado (Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23 y 1 Juan 1:8). Como resultado de ese pecado, todos merecemos la muerte (Romanos 6:23) y la condenación eterna en el lago de fuego (Apocalipsis 20:12-15).

Considerando eso, cada día que vivimos es un acto de la misericordia de Dios. Si Dios nos diera lo que merecemos, todos estaríamos, ahora mismo, condenados por una eternidad. En Salmo 51:1-2, David clama, “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad y límpiame de mi pecado.”

 

Una súplica a Dios por misericordia es pedirle que detenga el juicio que merecemos, y en vez de ello nos conceda el perdón que de ninguna manera nos hemos ganado.

 

NO MERECEMOS NADA DE DIOS. DIOS NO NOS DEBE NADA.

 

Entonces todo el bien que experimentamos, es el resultado de la gracia de Dios (Efesios 2:5). La gracia es simplemente un favor inmerecido. Dios nos da cosas buenas que no merecemos y que nunca podríamos ganar.

 

Rescatados del juicio por la misericordia de Dios, la gracia es cualquier cosa y todo lo que recibimos más allá de esa misericordia (Romanos 3:24).

 

LA GRACIA COMÚN

La gracia común se refiere a la gracia soberana que Dios otorga a toda la humanidad, independientemente de su condición espiritual ante Él. Todo el mundo en este momento esta recibiendo GRACIA de Dios.

La gracia común es la gracia de Dios mediante la cual Él da a las personas innumerables bendiciones que no son parte de la salvación. Se le llama común porque es común a todas las personas y no está restringida a los creyentes ni a los elegidos.

 

LA GRACIA SALVADORA

La gracia salvadora es esa dispensación especial de gracia, por la que Dios extiende soberanamente la inmerecida asistencia divina sobre Sus elegidos para su regeneración y santificación. La gracia salvadora la bondad de Dios para aquellos que no la merecen». Bíblicamente, «la gracia salvadora» es la gracia de Dios que salva a una persona.

 

Cuando hablamos de “gracia común” y “gracia salvadora” no estamos indicando que haya dos clases de gracia en Dios, sino que la gracia de Dios se manifiesta a sí misma en el mundo en dos formas diferentes.

 

 

La misericordia y la gracia son mejor ilustradas en la salvación que está disponible a través de Jesucristo. Merecemos el juicio, pero si recibimos a Jesucristo como Salvador, recibimos misericordia de Dios, y somos librados del juicio. En lugar del juicio, recibimos por gracia la salvación, el perdón de los pecados, una vida abundante (Juan 10:10) y una eternidad en el cielo, el lugar más maravilloso imaginable (Apocalipsis 21-22).

 

COMO DEBEMOS RESPONDER A LA GRACIA DE DIOS

Por la misericordia y la gracia de Dios, nuestra respuesta en primera instancia debería ser caer de rodillas en adoración y agradecimiento. En segundo lugar entregarnos por enteros a su propósito y voluntad. Hebreos 4:16 declara, “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”

 

¿POR QUÉ?

Porque Dios en su misericordia escogió cancelar nuestra deuda de pecado por medio del sacrificio de su Hijo perfecto en nuestro lugar (Tito 3:5; 2 Corintios 5:21).

Pero Él va aún más lejos que la misericordia y extiende la gracia a sus enemigos (Romanos 5:10). Él nos ofrece perdón (Hebreos 8:12; Efesios 1:7), reconciliación (Colosenses 1:19-20), vida en abundancia (Juan 10:10), tesoro eterno (Lucas 12:33), su Espíritu Santo (Lucas 11:13), y un lugar en el cielo con Él algún día, (Juan 3:16-18) cuando aceptamos su oferta y depositamos nuestra fe en su sacrificio.

 

La gracia es que Dios da el mayor tesoro a los que menos lo merecen — eso somos cada uno de nosotros.

Ahora que hemos comprendido que somos salvaos solo por la fe, y que Dios Padre a través Jesús nos ha perdonado, redimiéndonos, justificándonos y dándonos vida eterna ¡NO TE PUEDES CALLAR! Debemos predicar de su salvación.

El camino de los Romanos hacia la salvación, es una manera de compartir las buenas nuevas de la salvación, utilizando versículos del libro de Romanos.

Este es un simple, pero poderoso método para explicar por qué necesitamos la salvación, cómo Dios proveyó la salvación, cómo podemos recibir la salvación, y cuáles son los resultados de la salvación.

El primer versículo del camino de los Romanos hacia la salvación es Romanos 3:23,

«Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios».

TODOS HEMOS PECADO: Todos hemos hecho cosas que desagradan a Dios. No hay uno que sea inocente. Romanos 3:10-18 nos da una descripción detallada de cómo luce el pecado en nuestras vidas.

La segunda escritura en el camino de los Romanos hacia la salvación es Romanos 6:23, y nos enseña LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO – «Porque la paga del pecado es muerte…». El castigo que merecemos por nuestro pecado es la muerte. ¡No solamente la muerte física, sino la muerte eterna!

El tercer versículo en el camino de los Romanos hacia la salvación nos habla que LA SALVACIÓN ES UN REGALO DE DIOS y se encuentra en la segunda mitad de Romanos 6:23, «mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro». Romanos 5:8 declara, «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros». ¡Jesucristo murió por nosotros! La muerte de Jesús pagó el precio de nuestros pecados. La resurrección de Jesús prueba que Dios aceptó la muerte de Jesús como pago por nuestros pecados.

La cuarta parada en el camino de los Romanos hacia la salvación nos habla SOBRE LA CONFESIÓN DE FE, se halla en Romanos 10:9, «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo». ¡Debido a la muerte de Jesús a favor nuestro, todo lo que tenemos que hacer es creer en Él, confiar en Su muerte como pago por nuestros pecados y seremos salvos! Romanos 10:13 lo dice nuevamente, «Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo». Jesús murió para pagar el castigo por nuestros pecados y rescatarnos de la muerte eterna. La salvación, el perdón de los pecados, está disponible para cualquiera que confía en Jesucristo como su Señor y Salvador.

El aspecto final en el camino de los Romanos hacia la salvación es EL RESULTADO DE LA SALVACIÓN. Romanos 5:1 tiene este maravilloso mensaje, «Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo».

A través de Jesucristo podemos tener una relación de paz con Dios. Romanos 8:1 nos enseña, «Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús». Debido a la muerte de Jesús a nuestro favor, nunca seremos condenados por nuestros pecados. Finalmente, tenemos esta preciosa promesa de Dios en Romanos 8:38-39, «Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro».

¿COMO LLEVAR ALGUIEN A LA SALVACIÓN?

¿Le gustaría seguir el camino hacia la salvación? Si es así, aquí está una sencilla oración que usted puede hacer a Dios. Hacer esta oración es una manera para declararle a Dios que usted está confiando en Jesucristo para su salvación. Las palabras mismas no van a salvarle. ¡Solamente la fe en Jesucristo es la que le puede dar la salvación!

¡Dios, sé que he pecado contra ti y merezco el castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, de manera que a través de la fe en Él yo pueda ser perdonado. Con tu ayuda, me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para la salvación. ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y perdón – el don de la vida eterna! En el Nombre de Jesús, ¡Amén!»

Esto es solo un ejemplo.