Estoy muy agradecida del señor porque me regreso a mi abuelito sano y salvo, él se había perdido y gracias a Dios está con nosotros de vuelta.
Desde que empecé a conocer más de Dios me siento diferente a la que era antes, ya no estoy triste, estoy alegre y ya no me enojo fácilmente.
Todo estos cambios los ha echo Dios.
Él es grande.
Nicol Aceituno.