Fui criada en el evangelio desde niña, más siendo adolescente me alejé y comencé a vivir mi vida lejos de Dios.
Al tiempo comencé a sentirme sola y vacía, nada tenia sentido y la tristeza era un sentimiento usual en mi, con el tiempo comencé a consumir drogas y me hice alcohólica, aun que en mi cabeza nuca lo considere así ya que siempre decía que era algo que tenía bajo control, dependía de las fiestas y los amigos para sentirme feliz, pero todo era momentáneo, ciega de todo estuve años así.
Caí en una depresión profunda cuando sufrí la pérdida de un embarazo, luche con pensamientos destructivos, ataques de pánico y ansiedad por mucho tiempos, odiando mi vida, odiaba como lucia mi cuerpo incluso y en medio de esto escuche el llamado de Dios. Deje de consumir drogas, alcohol y de salir a fiestas luego de eso, ya que entendí que había tocado fondo.
Comencé a buscar de su presencia y él a cambiar mi vida, al tiempo Dios me concedió un hijo y de ahí también me concedió valentía y fuerza, me saco de la depresión, me devolvió el amor propio, me dio seguridad y saco todo lo malo y tóxico de mi vida.
Empece a ir a la iglesia y Dios hizo de mi por completo una nueva mujer, gracias a él hoy soy libre de todo, una mujer renovada, Dios esta sacando mi potencial al máximo y confió en cada paso que doy a su voluntad.
Ahora soy hija de Dios!!!
¿Por que te cuento esto?
Porque si él pudo hacerlo conmigo, también puede hacerlo contigo, no hay NADA IMPOSIBLE PARA DIOS.
Geraldine Ibacache